Escribo desde un lugar en el campo cálido y veraniego.
La tarde esconde secretos y preguntas que atochan los frescos recuerdos que llegan con los ruidos de la noche.
La tarde se va entre las luces que a lo lejos divisan otras inquietudes apuradas.
Los silencios aproximan tus ojos que me esconden un secreto que revelo entre dientes y ojos nerviosos.
La noche tiene sed, la lucha se envilece de soledad.
El verano trae veranos y enero que aproxima trasnoche y mamparas, amenaza amaneceres, hierba y alcohol.
Buin, carretera, música, parrafada, y más silencios, qué ganas de volver a ser tu amiga, y verte una vez a media tarde.
Caminar o hablar o reír, viéndonos a media distancia sentados en el Bci o en la plaza, y luego caminar y besarnos bajo un árbol o quedarnos en la mampara de una casa antigua. Y callar, y desear decirlo, y mirarnos sin decir nada.
Ocultar un secreto, un mismo secreto.
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